Aventura en Nepal

Todo empieza por mi gran pasión por el senderismo y la constante necesidad de conocer todo tipo de culturas. Al entrar en la página y ver la opción de viajar a Nepal no dude ni un momento, siendo consciente de las tan famosas y grandes montañas con las que cuenta el país asiático. Por otro lado, mi objetivo principal era conocer la cultura y costumbres con las que los habitantes de los pueblos del recorrido convivían cada día. Como se explicaba en la descripción del viaje en la página, un ejercicio para cuerpo, mente y espíritu acompañado de la ocasión de conocer las culturas y religiones. 

Mi viaje comienza en la capital de Nepal, Katmandú. Nada más bajar del avión, en el aeropuerto, nos recoge un guía de Viento-Norte-Sur, el cuál nos lleva hasta nuestro respectivo hotel donde nos instalamos al momento. Una vez instalados, nos dirigimos a conocer la hermosa ciudad donde nos alojábamos. Nuestra primera parada fue Durbar Square. Son unos templos que quedaron reducidos a escombros después del terremoto de 2015, pero que está en actual reconstrucción y el lugar en sí es maravilloso. Otras paradas que hicimos fue el Barrio del Thamel, el cuál estaba muy cerca de Durbar Square y estaba llena de restaurantes y tiendas de artesanía. No me resistí a comprar figuritas que me parecían preciosas a la vez que frágiles. La última parada de ese día fue la estupa de Buda, un templo increíble tanto por dentro como por fuera. Al día siguiente, un poco cansado del jet lag, los del viaje nos prepararon una ruta en bicicleta por unos caminos increíbles donde la vegetación y el agua predominaba el paisaje. Yo siempre he sido mucho de bicicleta, pero si encima me pones un paisaje novedoso y que además es super bonito pues más que mejor. Otra actividad que realizamos y que tenía muchas ganas de hacer antes de escoger el viaje fue el circuito de Annapurnas. Esto consistía en una ruta de senderismo donde nos íbamos encontrando con gente que vivía alejada de las grandes ciudades. Por supuesto, nos pusimos a hablar con ellos y nos empezaron a explicar que llevaban toda la vida viviendo allí y que la tranquilidad que tienen ahí es un factor que poca gente aprecia. Algunos hasta nos dejaron entrar en sus casas y verlas. Me dio la impresión de que estas personas y yo vivíamos en años totalmente diferentes porque no tenían nada de objetos modernos, si no vivían posiblemente como vivía nuestros abuelos posiblemente. Una vez terminado la ruta llegamos al hotel y lo primero que hice fue acostarme, la ruta me dejo cansadísimo. El último día del viaje fuimos visitando y entregando donaciones a diferentes escuelas. Lo que aprendí allí fue el sistema educativo del país, que no tiene nada que ver con el nuestro. Fue como la misma sensación que tuve al visitar la casas, las aulas super antiguas, con solo sillas, mesa y una pizarra. Quitando eso, la ilusión que tenían los niños era la misma o mejor que la nuestra. La ganas de aprender que tenían se veían reflejados en sus ojos.

Reflexionando sobre mi estancia en Nepal, me llevo grandes experiencias y amigos de allí. Vine con el objetivo de visitar el país pero sobre todo para enriquecerme como persona y puedo decir que he cumplido mis objetivos rebasando sumamente mis expectativas.