Naturaleza en el corazón de Ecuador

Imagínate caminar por senderos rodeados de una naturaleza exuberante, con el sonido del agua corriendo por cascadas majestuosas y el aroma de la tierra húmeda en el aire. Ahora, imagina que además de disfrutar de estos paisajes, tienes la oportunidad de conocer comunidades indígenas que te abren las puertas de sus hogares y te muestran su cultura ancestral, sus costumbres y su forma de vida en armonía con la naturaleza.

 

Así fue mi experiencia en Ecuador con la ONG Viento Norte Sur.

Fue un viaje lleno de aprendizaje, descubrimiento y emoción. Desde el primer día, nos adentramos en la selva, descubriendo nuevas cascadas, senderos y comunidades. Cada visita a una comunidad nos sorprendía con su hospitalidad, su sabiduría ancestral y su conexión con la naturaleza.

La ruta de las 10 cascadas fue uno de los momentos más emocionantes del viaje. Caminamos por senderos rodeados de bosques, ríos y cascadas impresionantes. El sonido de la naturaleza nos envolvía y nos hacía sentir pequeños ante tanta belleza. En cada parada, podíamos refrescarnos en las piscinas naturales de las cascadas, disfrutando de su frescura y su belleza.

Pero lo que más nos impactó de esta ruta fue la perspectiva de las comunidades sobre la naturaleza. Para ellos, cada cascada era un ser vivo, una presencia sagrada que debía ser respetada y cuidada. Esto nos hizo reflexionar sobre cómo nosotros, en las sociedades occidentales, hemos perdido ese sentido de conexión con la naturaleza y cómo podemos aprender de estas comunidades para volver a conectar.

Pero no solo visitamos cascadas.

También tuvimos la oportunidad de conocer comunidades indígenas y compartir con ellas sus tradiciones y costumbres. Una de las comunidades nos recibió con una ceremonia en la que compartieron con nosotros sus conocimientos sobre la naturaleza y su relación con ella. Fue un momento mágico en el que nos sentimos parte de algo más grande, conectados con la naturaleza y con la comunidad. Escuchar sus historias y creencias nos hizo reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y cómo podemos mejorarla.

Además de aprender sobre su cultura, tuvimos la oportunidad de participar en actividades cotidianas de las comunidades, como la pesca y la recolección de frutos. Fue fascinante ver cómo estas comunidades viven en armonía con la naturaleza, aprovechando sus recursos de manera sostenible y sin dañarla. También aprendimos sobre sus tradiciones, como el tejer con fibras naturales o el uso de plantas medicinales para tratar enfermedades comunes.

Lo que más me impactó de este viaje,

Sin ninguna duda fue la perspectiva que tienen estas comunidades sobre la vida y la naturaleza. Para ellos, todo está conectado y la naturaleza es sagrada. Esta perspectiva me hizo reflexionar sobre cómo nosotros, en las sociedades occidentales, hemos perdido ese sentido de conexión con la naturaleza y cómo podemos aprender de estas comunidades para volver a conectar.

 

En definitiva,

El viaje organizado por la ONG Viento Norte Sur fue una experiencia única y enriquecedora. No solo conocimos nuevos paisajes, también una forma distinta de ver la vida.

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