Mi viaje a Bali

Viento norte sur crea viajes extraordinarios para tener un primer contacto con otras culturas, y realizar turismo responsable y sostenible, basándose en las directrices principales de justicia medioambiental, económica y social.

Bali es un paraíso tropical para aquellos viajeros que quieran disfrutar de sus maravillosas playas, cultura y naturaleza. En mi caso, tome la decisión de viajar a Bali porque quería surfear y vivir nuevas experiencias.

El primer día llegamos a Bali, exactamente a Ubud, donde íbamos a pasar la mitad de nuestro viaje alojados. El segundo visitamos varias atracciones turísticas como los templos y el famoso columpio donde me tomé varias fotos para mi Instagram, fue muy bonito.

El tercer día fue un poco agotador ya que hicimos una ruta a Batur de varias horas, lo curioso es que la hicimos en la madrugada para ver un amanecer inolvidable, comenzó en un bosque y cada vez que nos íbamos acercando a la cima del cráter los árboles iban desapareciendo. Al final en el descenso, visitamos unas aguas termales para relajarnos.

Al día siguiente, hicimos más turismo viendo templos como el Templo Flotante, que es uno de los más impresionantes de Bali. Además, visitamos la cascada de Tegenungan y nos acercamos mucho más a la naturaleza con la ruta que hicimos a un jardín botánico.

El quinto día nos quedamos en el alojamiento en Ubud donde hicimos un taller de cocina para conocer de primera mano la gastronomía local. Por la tarde, disfrutamos de la compañía de los monos de Ubud en Monkey Forest. ¡Fue impresionante, nunca había visto uno!

El sexto día nos dirigimos a Kuta el próximo alojamiento donde disfrutaremos el resto del viaje. Caracterizado por ser una de las zonas más turísticas de playa de Indonesia.

Por ello, al día siguiente comenzamos el día surfeando las olas de Kuta.  A la tarde hicimos un taller de danza balinesa, un desastre, porque la mitad éramos arrítmicos.

El octavo día seguimos disfrutando de las olas y a la tarde conocí a una organización que liberaba a tortugas, hacen una acción muy bonita ayudándolas. Después para ver el atardecer fuimos a Kedonganan beach.

Los dos días siguientes los tomamos de descaso en cuanto al surf, pero visitamos las salvajes Islas Gili, que me quedé asombrada con sus aguas. También usamos quads para hacer excursión y visitar más lugares asombrosos.

Al siguiente día, seguí surfeando y acabé agotada pero el masaje que nos hicimos en el spa me sintió estupendamente. Por la tarde, por si fuera poco, nos fuimos a hacer una ruta en una tabla de Paddle Surf, que es más difícil de lo que pensaba, pero las vistas del atardecer encima de ella arreglaron el sufrimiento.

Exprimimos los últimos días al máximo y surfeamos todo lo que pudimos, pero aparte compramos souvenirs para el recuerdo, que me harán recordar todos los magníficos momentos vividos en esta estancia.

Este viaje lo debería hacer todo el mundo una vez en la vida ya que hace relacionarte con la cultura y la gente del país viviendo experiencias inolvidables. No esperes, viaja.