El jardín más bonito del mundo

Aún no tengo palabras para expresar todo lo que sentí y descubrí en mi estancia solidaria con los niños de Phan Thiêt, Vietnam. 

Estaba indecisa sobre qué estancia responsable escoger, encajaban muchas con mi forma de ser y con mis valores. Finalmente, me decanté por la que, para mi gusto, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. 

Me fui 2 meses al jardín de la infancia más bonito del mundo de Phan Thiêt. Una bonita y acogedora ciudad costera situada en el sureste de Vietnam. He de decir que soy una amante de los niños y acabé el año pasado mi formación como educadora social. Por esta razón creo que he crecido mucho a nivel profesional pero sobre todo a nivel personal. 

Nos solíamos despertar por las mañanas temprano para planificar el día. Preparábamos los juegos que íbamos a ofrecer a los niños en las horas posteriores y, a veces, buscábamos alguna canción en español para los niños más mayores del jardín, ya que querían aprender a hablar un poco en español. Les parecía una actividad muy divertida. Después de desayunar, nos encontrábamos rodeados de niños y niñas de 3 a 6 años. Todos eran súper adorables y venían con muchas ganas de aprender. Como ya he introducido unas frases atrás, solíamos cantar alguna que otra canción. Nos reíamos un montón. Además de esta actividad, les dábamos folios en blanco para que dieran rienda suelta a la imaginación, les ofrecíamos juegos, etc… siempre, con un fin: mejorar y ampliar sus horizontes educativos. 

También, teníamos tiempo libre para nosotros. Nos enriquecimos mucho con la cultura del país además de que, por las tardes, íbamos a clases de introducción al idioma vietnamita. En uno de los muchos ratos libres que tuvimos para experimentar con la cultura, hicimos una excursión a los famosos túneles de Cu Chi. Vaya espectáculo y qué regalo nos da la Tierra para conocer sitios como aquel. 

Para ir concluyendo, esta experiencia no está solamente hecha para aquellas personas que han estudiado algo que ver con la educación. Está hecha para personas sensibilizadas, amantes de la justicia y del planeta, cariñosas y con ganas de comerse el mundo y así  vivir experiencias maravillosas como esta.  El jardín más bonito del mundo tiene las puertas abiertas para cualquier persona. 

Sólo puedo dar gracias de haber encontrado en su día la página web de “Viento Norte Sur“. Gracias a ellos principalmente por hacer posible vivir experiencias como la que viví allí. En el corazón me llevo a todos aquellos niños que me sacaban sonrisas sin esperar nada a cambio. A todas las personas, que como yo, estábamos lejos de nuestras casas y que, juntos, construimos un hogar inmenso. 

Para finalizar, he de decir que, aquí he contado las actividades que solíamos realizar pero, no os he hablado sobre sentimientos. ¿Lo voy a hacer? No, y todo tiene su porqué. Si yo cuento por aquí mi experiencia al 100%, pasan dos cosas: 1) es como si vivieras mi experiencia de manera virtual y; 2) no tendrías tanto interés en ir. En resumidas cuentas, no te quiero hacer spoiler de lo que se vive allí (como solemos decir los millennials). Si te cuento todo al detalle, esto no tendría ninguna magia ya que, si te revelan el truco… todo pierde la gracia y la esencia. 

Solo te puedo decir que te animes a abrirte al mundo y a personas que puede que necesiten de tu ayuda sin esperar nada a cambio, es lo más bonito y gratificante que la vida te va a dar. A su vez, te animo a entrar en la página web de “Viento Norte Sur” y buscar cuál sería la mejor opción o experiencia para ti, ya que hay mucha variedad entre sus ofertas. O, como otra opción, si crees que estas vivencias merecen la pena, te animo a hacer una donación a la asociación, estarán súper agradecidos de ello y así, podrán seguir ofreciendo cosas como esta durante mucho tiempo más.

Muchas gracias. Espero que esto te anime a explorar el mundo y a conocer a su gente.