Descubriendo a los Bereberes

Mi experiencia conviviendo con la comunidad bereber organizada por la ONG Viento Norte Sur ha sido una de las más enriquecedoras de mi vida. Desde el momento en que llegué al campamento en el desierto del Sáhara, fui recibido por una comunidad acogedora y abierta que me hizo sentir como en casa. A lo largo de mi estancia, pude apreciar la belleza del desierto y la cultura bereber, y también aprendí sobre los desafíos y las desigualdades que enfrenta la comunidad.

La ONG Viento Norte Sur trabaja incansablemente para mejorar las condiciones de vida de la comunidad bereber. Desde la construcción de escuelas y pozos de agua hasta la promoción de sus derechos y necesidades, la ONG está teniendo un impacto significativo en la vida de estas personas. Durante mi estancia, pude ver de primera mano el trabajo que hacen y el impacto positivo que están teniendo.

Una de las cosas que más me impresionó de la comunidad bereber fue su hospitalidad y amabilidad. Desde el primer día, me recibieron con los brazos abiertos y me hicieron sentir como en casa. Compartieron conmigo sus tradiciones y costumbres, incluyendo su música, danza y comida. La cocina bereber es deliciosa, y me encantó probar platos como el cuscús y el trajine, que se cocinan con ingredientes locales frescos y naturales.

Además de la comida, también pude experimentar la música y la danza bereber. En una de las noches, la comunidad organizó una velada de música y baile en la que participamos todos. Bailamos y cantamos bajo las estrellas, en un ambiente de celebración y alegría. Fue una experiencia única y emocionante.

Pero la convivencia no solo fue sobre la comida y la cultura. También trabajamos en proyectos de la ONG para mejorar las condiciones de vida de la comunidad. Trabajamos en la construcción de una escuela y un pozo de agua, y fue muy satisfactorio ver el progreso que hicimos y el impacto que tendría en la comunidad. Durante los trabajos, los miembros de la comunidad nos enseñaron cómo construir utilizando técnicas tradicionales, lo que nos permitió aprender sobre su cultura y forma de vida.

A través de las conversaciones con los miembros de la comunidad, también pude entender mejor sus luchas y desafíos. Me di cuenta de que la comunidad bereber ha sido históricamente marginada y discriminada, lo que ha generado desigualdades económicas y sociales. Sin embargo, pude ver cómo la ONG está trabajando para cambiar eso, y cómo la comunidad está luchando por sus derechos y necesidades.

Una de las historias más conmovedoras que escuché fue la de una mujer llamada Fátima. Ella me habló de cómo la ONG había cambiado su vida, permitiéndole acceder a educación y cuidado médico. Me contó cómo antes de la llegada de la ONG, ella y su familia tenían que caminar largas distancias para conseguir agua, y a menudo, la calidad del agua era mala. Gracias al pozo construido por la ONG, ahora tienen acceso a agua limpia y potable.

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