Capítulo 3: comunidad rural en Cuba

Mi estancia en una comunidad rural en Cuba fue una experiencia inolvidable y gratificante. Decidí embarcarme en esta aventura con un enfoque responsable y sostenible. Buscaba aprender sobre la cultura local y contribuir de manera positiva a la comunidad durante mi estancia.

 

Desde el momento en que llegué a la comunidad, fui recibida con calidez y hospitalidad por parte de los lugareños. Me alojé en una casa de familia, lo que me permitió sumergirme verdaderamente en la vida cotidiana y establecer conexiones significativas con las personas de allí.

Me sorprendió gratamente la riqueza de la cultura cubana: su música, su baile y su cocina tradicional. Los habitantes de la comunidad estaban ansiosos de compartir sus costumbres y tradiciones conmigo. De esta manera, aprendí mucho sobre su historia y forma de vida.

 

Durante mi estancia en la comunidad rural en Cuba, me involucré en proyectos de voluntariado local. Estuve trabajando con una organización sin ánimo de lucro que se enfocaba en la educación y el desarrollo comunitario. Participé en la enseñanza de inglés a los niños, así como en talleres sobre habilidades de la vida cotidiana. Fue muy enriquecedor ver cómo mi contribución tenía un impacto directo y cómo los las personas de allí estaban dispuestos a aprender y aplicar nuevos conocimientos en su vida diaria.

 

Además de participar en proyectos de voluntariado, me aseguré de practicar un turismo responsable durante mi estancia. Opté por comprar productos locales y comer en los restaurantes de la comunidad. Respeté las normas y costumbres locales, como la vestimenta apropiada y el respeto a las tradiciones culturales.

 

Una de las experiencias más memorables fue la oportunidad de participar en las celebraciones y festividades locales. Los habitantes de la comunidad me invitaron a unirme a sus fiestas y rituales, lo cual fue una experiencia única y emocionante. Bailé al ritmo de la música cubana, probé platos tradicionales y compartí risas con los lugareños. Fue una muestra de la hospitalidad y la alegría de vivir de la comunidad. Me hicieron sentir como una más entre ellos. 

 

Entre otras cosas, tuve la oportunidad de explorar los alrededores de la comunidad y disfrutar de la naturaleza cubana. Hice grandes caminatas por los senderos locales, visité fincas y jardines comunitarios, y aprendí sobre la agricultura sostenible practicada por los habitantes. Participé en actividades de conservación del medio ambiente como: la limpieza de playas y la reforestación de áreas degradadas.

 

A medida que mi estancia llegaba a su fin, sentí que había dejado una huella positiva en la comunidad y que había aprendido mucho de esta experiencia. Me despedí con tristeza pero con el corazón lleno de gratitud por la oportunidad de haber vivido una experiencia auténtica en una comunidad rural cubana. Me llevé conmigo recuerdos invaluables, nuevas amistades y una mayor conciencia sobre la importancia del turismo responsable y sostenible.

 

Todo esto ha sido gracias a la organización “Viento Norte Sur“, la cual hace posible experiencias como esta y muchas más. Si crees que merece la pena, te invito a colaborar con la asociación, serás de gran ayuda. Por último, te dejo aquí el catálogo de Viento Norte Sur que te animará a ayudarnos en esta causa del turismo solidario: https://www.vientonortesur.org/