Capítulo uno: Surf Camp en Marruecos

De Surf Camp a Marruecos

El verano pasado tomé una de las mejores decisiones de mi vida, la cual quiero compartir con vosotros.

Después de un año duro a nivel académico y personal, necesitaba darle un nuevo rumbo a mi vida y vivir alguna experiencia que de verdad me llenara como persona. Decidí que irme de viaje sería la mejor opción para poder desconectar y poder encontrarme a mí misma; lo que no sabía es que ese viaje cambiaría mi vida por completo. Tras informarme y barajar diferentes opciones decidí irme a un campamento de surf en Marruecos, más concretamente en el Surf Camp en Marruecos en Villa en la Playa de Taghazout. ¿Porqué decidí irme a hacer surf? La verdad que no es un deporte que me encante, pero sí que me daba curiosidad intentar aprenderlo y vivir en ese ambiente. 

Emprendí mi viaje el 15 de julio y lo hice yo sola, ya que quería conocer gente nueva y salir de mi zona de confort. Mi estancia iba a ser de un mes aproximadamente, ya que además de hacer surf también quería conocer y hacer turismo por algunas de las ciudades más emblemáticas del país. Al llegar al aeropuerto internacional de Agadir, parte del staff del Surf Camp vino a recogerme a mi y a más personas que venían a hacer lo mismo que yo.  

Como cabía esperar hacía mucho calor en el país, por tanto nada más llegar decidí irme a la playa y darme un baño. Las vistas eran preciosas y se respiraba un ambiente y una energía diferente, es algo que nunca había sentido. La gente local era muy agradable y amable, al llegar al Surf camp me ofrecieron todo tipo de comida, comodidades y planes para hacer; además también habían muchos españoles y gente de otros países por tanto no me sentía tan sola. Los primeros días los monitores del campamento nos enseñaron desde cero como hacer surf y sus técnicas, íbamos a la playa todos los días en grupo y lo pasábamos genial.

Había muy buen rollo entre todos y todo el mundo era super agradable. Todos los días íbamos a restaurantes locales a probar la comida típica marroquí y conocíamos un poco más de cerca su cultura y sus costumbres; siempre nos recibían con una sonrisa y la comida era exquisita.

Las siguientes semanas continuamos haciendo surf todas las mañanas y todas las tardes, además siempre nos quedábamos a ver el atardecer; y puedo decir que han sido los más bonitos que he visto en mi vida. La compañía era genial y además siempre hacíamos barbacoas en la playa con comida típica de todas las personas que estábamos. Conocí a gente de toda Europa, África e incluso de Oceanía; cosa que no esperaba ya que, me cuesta mucho desenvolverme con gente que no conozco y menos en un idioma diferente al mío. Además de aprender inglés, aprendí mucho de otras culturas y sobre mí misma; me di cuenta de que para crecer y madurar como persona debes salir de tu zona de confort y no tener miedo a lo desconocido.

Realmente creo que es una experiencia muy enriquecedora y que todas las personas deberíamos vivir al menos una vez en la vida, porque llena muchísimo como persona y culturalmente. Esto no habría sido posible sin Viento Norte Sur, por lo que te animo a realizar una donación si crees que su labor es generosa y adecuada para la sociedad.