Capítulo uno: Aventura en Marruecos

Para mí este viaje ha sido toda una aventura por Marruecos desde el principio hasta el final. Salí un viernes, para iniciar la aventura que nos esperaba por el Trekking del Valle de Ounila en el Atlas marroquí y ha sido un punto de inflexión y desconexión que necesitaba en mi vida.

 

Empezamos el recorrido a pie por el valle del río Ounila, unión entre el desierto y el Alto Atlas. Un valle que parece haber quedado anclado en la edad media. Justo después descubrimos las impresionantes gargantas del río Todra y el valle del Ziz, lugar por donde pasó León el Africano.

El recorrido me ofreció una visión global de un entorno natural, geográfico y cultural, más allá de los tópicos o de la superficialidad del turismo express. Andando fue el mejor modo de apreciar las dificultades, vivir las distancias, de saborear la diferencia, descubrir su belleza.

Desde Aït Ben Haddou hasta Telouet, nos adentramos por senderos y desfiladeros mágicos que me sedujeron por la belleza de poblados fortificados. Una película ambientada en la edad media pasaba ante mi mirada: mujeres con coloridos vestidos lavaban la ropa en el río y trabajaban la tierra. Los niños vigilaban el rebaño de cabras familiar, mientras el anciano en burro se dirigía al zoco del pueblo vecino… Los parajes por los que pasamos son mundialmente conocidos gracias a Jacques Majorelle, pintor francés que quedó impresionado por la grandiosa arquitectura de estos poblados.

 

Toda una aventura en marruecos que recomiendo realizar, los ratos de caminata por senderos mágicos , la convivencia en los distintos albergues o los simples paseos por la ciudad de Marrakech me han permitido conocer a un grupo de personas espectacular que han hecho del viaje una experiencia para no olvidar.

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